¿Por qué me he acordado de La isla?

Con esto de ver las noticias, mi memoria repasa las diferentes historias conocidas con cada nuevo dato, con cada repetición de imágenes y pequeñas contradicciones en la información. A las 15h, a las 20h y luego con el noticiero de las 21h mi mente juega hacer flashback.

Se mezclan historias vividas en primera persona dentro de una sociedad que se desmoronó años atrás… muchos lo vimos empezar desde el año 2000, seguro que se gestó antes, otros lo hicieron oficial tiempo después y otros tantos aún no se han percatado, pero esto es otra historia. El punto es que recuerdo elementos de ficción distópica que he visto, leído y hasta imaginado. De allí que me acordara de esta película del 2005.

La isla no es la mejor película de ciencia ficción, acción o thriller, tampoco la peor. Michael Bay, no es un director que me guste (aunque hay frases de La roca que aún recuerdo con claridad… como la secuencia de: ¡Mando el gas!, pero eso es otro tipo de confesión) y los actores de La isla no son de mis favoritos. Sin embargo la trama tiene un «algo», sobre todo al principio, que cobró un sentido simbólico en una de estas emisiones estelares (ya no recuerdo en cuál horario, ni en cuál cadena, pudo ser alguna en particular, o en todas a la vez…)

El diablo está en los detalles

Lo cierto es que quince años después de haberla visto en cine (y varias veces más por TV bajo el pretexto de «bueno no es gran cosa, pero para lo que están poniendo…» que era lo que se decía antes de que las plataformas streaming desplazaran incluso a la TV de pago) hay elementos casi anecdóticos de la primera parte que cobran un sentido especial hoy día. En su momento no les di mayor peso por creerlos premisas de la construcción de ese mundo para el posterior triunfo de los protagonistas, como suele pasar en este tipo de películas orientadas a la taquilla. El diablo está en los detalles he escuchado por allí y con razón.

El futuro que La isla imagina no es muy distante, son solo 14 años más del 2005 que la pensó. Si recuerdan bien en la primera parte hay un mundo muy organizado, blanco, feliz, estable, lleno de tecnología parlante, zapatillas y botellitas de agua, un entorno silencioso, con estética de centro comercial. Todos muy conformes y contentos con lo que hacen y son. La rutina y una promesa los alimenta: La esperanza de algo mejor en una isla, un viaje que los hará salir del confinamiento en el que están y sentir el aire, el sol, el mar, otros cuerpos humanos… Una lotería que hay que esperar a ser tocado por la suerte. No hay esfuerzo, ni preguntas, solo obediencia y pensamientos positivos. Las voces de los dispositivos recuerdan que es por el propio bien y, por supuesto, por el de todos. Es allí en donde está el planteamiento real.

Más allá del año en donde sucede la historia y el núcleo de la trama en sí (las clonaciones y eso. ¡Ops! Espero no sea un spoiler a estas alturas jejeje y que mira tampoco lo sé, tal vez y lo están haciendo pero de momento no se sabe, así que digamos que no es posible, ni lo hacen, digamos que es una ficción) Se tienen a seres humanos confinados y felices de estarlo, estructurados en rutinas que comprenden tareas sencillas, mecánicas, hasta cierto punto fáciles, se promueve la creatividad justa para que no se vuelva peligrosa, no haga preguntas, no cuestione ni manifieste desacuerdo. Que en la película es lo que hace el protagonista/héroe, y él es un error porque se supone no están programados/educados para eso.

Antes de que todo el argumento gire hacia la acción exagerada, hay normas que implican distanciamiento social entre los ocupantes de aquel búnker girante: No se tocan, ni apretujan en un ascensor. Hay temor por la terrible contaminación del exterior. Lo explican unas pantallas continuamente y sin descanso durante las horas de vigilia. Un anuncio, otro y otro… solo interrumpido por el recordatorio de las normas, los horarios, rutinas de yoga y consejos de vida sana. Sin embargo se les alimenta un único deseo, una ilusión.

Ninguno siente la vigilancia, el monitoreo de los estado de ánimo, de los movimientos. No se sienten encerrados, ¿por qué salir, si la vida transcurre tranquila, controlada, sana y feliz? El planeta está contaminado, ¿por qué la isla no?. Nadie pregunta. Ni el por qué salir de allí es bueno, ni por qué es malo, a dónde van y por qué no viene nadie de la isla. Sencillamente la pantalla gigante indica que debes desearlo y lo deseas, que debes aplaudir al elegido y aplaudes, que debes irte cuando te toca salir de allí y te vas.

En esta primera parte los empresarios, malos malísimos, juegan con un doble discurso y rol:

• Para clientes, también malos malísimos porque son ricos, son empresarios que producen y venden mercancía útil, perfecta. Se les asegura que no conlleva sufrimiento alguno producirla. Argumento que aceptan gustosamente sin preguntas, los detalles podrían afear la experiencia con el producto.
• Para los sobrevivientes, que son crédulos (no lo saben pero se han programado/educado para que sean así) son los gobernantes de su mundo. Se le dice que son útiles y necesarios, se animan a seguir con una vida balanceada (alimentación, yoga, trabajo mecánico que los tengan ocupados) y mente positiva a la espera de ese día soñado, en donde podrán sentir el sol sobre sus rostros.

Estos empresarios/gobernantes, que dicho sea de paso también han embaucado a los ingenuos científicos que solo deseaban investigar, quedan bien en ambos lados del discurso. No cuentan la verdad a ninguna de las partes, ocultan datos e información. Sin embargo a los espectadores nos dan otra versión: La mercancía son los muchos Lincoln Seis-Echo y Jordan Dos-Delta que están allí con un propósito que desconocen, los necesitan calmados, en buena forma física, obedientes, temerosos de salir, convencidos de lo devastado del exterior y con un comportamiento social cordial y distante, que se relacionen entre ellos como pre adolescentes, que sean personas emotivas, pero sin que esto las lleve a cuestionar lo establecido. Se llora cuando hay que llorar y se cree lo que diga la autoridad a través de la pantalla cada día, sin prestar atención, si hoy dice que hay círculos de tres lados, pues los habrá.

No creo que el director haya sido muy consciente de estos detalles, tal vez lo sean el dueño de la historia (Caspian Tredwell-Owen) o el resto de guionistas (Alex Kurtzman, Roberto Orci) o tal vez ni ellos lo hicieran a conciencia. Es una lástima que la película no profundice y se tornase un thriller de acción predecible, en donde el héroe es el diferente, más listo que el resto, que puede luchar contra todo y todos los malos (que son ricos además de insensibles). El chico protagonista salva a la linda chica que se lleva con él, ganan y liberan a los demás de las paredes que los retienen sin explicación, ni plan, ni nada, nuevamente a su suerte. Pero algunas cosas han explotado, han ido en motos, se han besado y todo arreglado.

Me quedo con la crítica de A.O.Scott:

«Este espléndido, dinámico y agotador film es más inteligente de lo que esperas, pero también más tonto. Es un producto imponente, un triunfo de la clonación que casi te convence de que posee alma» A. O. Scott: The New York Times

Tal vez con otro director y otro reparto pudiera explotarse la idea. Alargar la vida de quien pueda pagarla es un tema interesante, Transferencias (Serie 2017) se lo plantean sin tanto coste (mantener personas en un búnker y eso) y por allá por 1971 ya George Lucas se imaginó en su primer largometraje THX 1138 una versión más blanca (por el color) y capitalista de la mítica 1984, pero que recuerda a varios elementos de esta primera parte de La isla: El consumo controlado, el trabajo, lo blanco, el sistema totalitario encubierto y el amor físico como fuerza y motor para empezar a pensar, esto último resulta paradójico ¿no?

---

---