Maullidos de amor. Parte V

Al llegar encendió el televisor, se sentó con cansancio y saludó. Sus palabras se escucharon como frágiles susurros. En ese momento los pensamientos se atropellaron en su mente, no podían salir de forma organizada y coherente. Necesitó unos minutos para organizarlos, una segunda oportunidad para expresarse mejor, mientras sentía que la mirada de Romina le acobijaba al acomodarse en el sofá, entrecerrar sus ojos y esperar paciente.

En su interior agradeció que la calma y la paciencia de Romina le dieran ánimos para afrontar ese momento. No quería hablar por hablar, deseaba expresar con pocas palabras lo que guardaba en su corazón, pero a pesar de repasar en su cabeza diferentes frases, no encontraba las apropiadas.

Un suave movimiento de Romina le permitió contemplar de nuevo sus bellos ojos verdes y las palabras que pensó decir le parecieron banales. De nuevo guardó silencio. Se preguntó qué magia utilizaba ella para lograr, en completo silencio, una comunicación tan perfecta. Sin embargo tampoco expresó su pregunta en voz alta. No deseaba romper la armonía de ese momento.

Permanecieron en silencio, uno al lado del otro, hasta que el suave maullido de Romina acompañado de una sutil caricia, expresó de forma simple lo que ninguna palabra habría hecho. En el salón se respiró calma. Ambos reconocieron la firme amistad y el lazo de amor familiar que los unía. Si alguien le hubiera preguntado tiempo atrás cómo se imaginaba compartir su casa, su vida, a lado de una gata, no hubiera sabido qué responder, porque jamás se imaginó que el amor de su vida maullara.

Aquí les dejo el hermoso texto que Todo Para Tu Gato publicó en su blog:

Mi amor maúlla

Es posible que te gusten los animales, y que en casa de algún familiar o algún amigo tenga un gato. Y que cada vez que vayas, te pases las horas jugando con él, acariciándolo, o simplemente mirando como juega, o duerme… Sigue leyendo