Un abrazo al alma. Parte IX

El maullido que escuché esa tarde me hizo pensar que un gato grande pedía ayuda, pero al buscar por la acera me encontré con una gata de pocos días y al cargarla, cupo en el bolsillo de la chaqueta. Con ella allí, seguí el camino sin dejar de escuchar el concierto de esa pequeña, que no paró de maullar hasta encontrarnos dentro de la casa.

Con la ayuda de Paqui y Stella, las otras gatas que formaban parte de la familia, se acopló de inmediato. Ellas se encargaron de explicarle cómo funcionaba la vida en nuestro hogar. El resto del día comió, jugó y por la noche volvió a maullar con un sonido diferente. Yo interpreté que deseaba subirse a la cama, pero era tan pequeñita que no lograba saltar y la tuve que subir. Al despertarme por la mañana seguía dormida cerca de mí, ronroneaba muy fuerte. Entonces se me ocurrió que Romina sería un bonito nombre para ella y al pronunciarlo en voz alta, sus hermosos ojos se clavaron en los míos y pensé que sí, que era el acertado.

Nuestra familia se mantuvo unida por muchos años y durante ese tiempo Paqui, Stella y Romina nos enseñaron, a los familiares humanos, la manera de comunicarnos con ellas. Ese lenguaje felino lo aprendimos gracias al viejo (pero efectivo) método de ensayo-error.

El miaoww (que pronunciaba sobre todo Paqui, la mayor de las gatas y más sabia de la familia) significaba una orden: hora de comer, poner más hielo al cuenco del agua… Stella lo utilizaba para pedir que abrieran una puerta y Romina cuando deseaba jugar con la pelota o la cinta.

Aprendimos varios vocablos más como el ma-ah, acompañado con una expresión corporal que no deja dudas que quieres que te acerques. Descubrí que mi nombre gato es Maú y el de mi hija (humana) es Miaú; los nombres gatos de las gatas los desconocemos ya que entendemos lo básico, no creo que hayamos aprobado un nivel intermedio aún.

Todo esto se sumó al conocimiento previo al lenguaje corporal gatuno, ese que se aprende a fuerza de convivencia, movimientos de cola, orejas y ojos. Ese es casi instintivo y estamos muy agradecidas con Paqui quién tomó la sabia decisión de enseñarnos un poco más sobre la forma de comunicarnos. Puede que esta decisión fuese por mera sobrevivencia ya que por su lesión en la columna, su cola quedó fuera de la conversación y se vio en la tesitura de enseñarnos.

En cualquier caso, para nosotros fue una gran experiencia, un aprendizaje de empatía, una lección de compasión y sobre todo calmar el ansia humana de tener siempre el control. Al final sus medicinas se tomaban a tiempo, sus comidas se hacían a sus horas, pero ella aportó un ritmo, su ritmo y todo fluyó.

Paqui, Stella y Romina ya no están con nosotros. En años y circunstancias diferentes han cruzado el camino de no retorno. Sin embargo, siguen presentes en nuestros corazones. Cada una aportó su grano de arena, Stella y Romina fueron gatas sanas hasta el final de sus vidas. Por fortuna, sus enseñanzas han pasado a las nuevas generaciones gatunas y humanas de la familia. Aunque estamos en constante aprendizaje no creo que lleguemos a un nivel avanzado como si lo están ellos, porque con sus maullidos saben conocer y abrazar nuestras almas.


En nuestra campaña #AdoptaUnGato que realizamos Todo Para Tu Gato y yo, hemos seleccionado una serie de frases para motivarte a la adopción. Este relato es parte de la frase #IX.

Aquí les dejo el hermoso texto que Todo Para Tu Gato publicó en su blog:

Abrazando mi alma

Si tienes más de un gato en casa, y te has fijado cómo se relacionan entre ellos; seguramente te habrás dado cuenta que para comunicarse con el otro gato, no usan los maullidos para hacerlo. Aunque no se sabe a ciencia cierta cómo se comunican entre ellos, pero lo que sí se sabe es que solamente utilizan los maullidos para comunicarse con nosotros… Seguir leyendo



Anuncios

8 comentarios en “Un abrazo al alma. Parte IX

  1. ¡Qué bello! Leer esto ha sido también una caricia al alma. Los amo con todo mi corazón, llenan mía días de una sana y linda sonrisa que es parte de mi todo, y desde hace muchos años. Son seres maravillosos que dan grandes lecciones de vida. Y amor? Ni se diga!

    Un gran saludo!😸🐱🐈

    Le gusta a 1 persona

    1. Hola Maty. Tienes razón, los gatos son excelentes amigos y compañeros. Saben «leer» tu ánimo y si te sientes mal, son los mejores enfermeros. No solo por la compañía, también por sus ronroneos y mimos. Me alegra que te haya gustado el relato. Un abrazo 🐾

      Me gusta

  2. Hola, Rosa.
    Un relato lleno de dulzura y amor que abraza el corazón.
    Creo que ya te lo comenté alguna vez, no tengo mascotas. Mi piso no tiene las condiciones necesarias y yo soy un tarambana para su cuidado. Sin embargo, me gustan los animales y, muchísimo más, las personas que los aman, los respetan, los cuidan y cuentan sus bellas historias con ellos; como tú.
    Si los animales fueran capaces de hacernos entender el mundo como ellos lo hacen, este sería más bonito, pacífico y empático. ¡Seguro!
    Abrazo

    Le gusta a 1 persona

    1. Hola José. Sí, recuerdo que tiempo atrás me comentaste que no tenías mascotas. Sin embargo el hecho de que te gusten los animales y los respetes es algo muy hermoso. Por fortuna, yo he tenido la suerte de convivir, desde pequeña, con diferentes animales y a pesar de que las circunstancias han variado mucho para mí y mi familia, aún puedo disfrutar de la compañía felina. Eso me hace la vida más agradable. También creo que si pudiéramos comportarnos como ellos, la convivencia sería más justa. Gracias por tus palabras. Un fuerte abrazo 🐾

      Le gusta a 1 persona

Replica a cristy47 Cancelar la respuesta

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.