A propósito de: American Horror Story, Roanoke (serie, 2016)

La Carnicera

American Horror Story

Recuerdo con nostalgia aquellos personajes complejos que representaba Jessica Lange en las ya legendarias temporadas de American Horror Story. Hicieron que le temiéramos u odiáramos en cada uno ellos. Esta temporada todo el peso recae en Kathy Bates (Agnes Mary Winstead) que ya a demostrado de sobra ser una protagonista de lujo para recrear una de las leyendas más oscuras y antiguas de la historia de Estados Unidos. Afortunadamente también cuenta con Sarah Paulson y Lily Rabe, actrices recurrentes en la antológica serie de terror.

La leyenda sobre el misterio de la Isla de Roanoke o la Colonia Perdida inspira la sexta temporada de esta serie de que nos sumerge en historias independientes (tipo Black Mirror, pero de terror). Un hecho real a partir del cual su creador hace un planteamiento narrativo diferente, que nos atrapa, en donde todo se va entremezclando hasta llegar a confundirse.

A través de este meta-Reality Show (reality dentro de la serie) no podemos identificar si la fantasía es absorbida por la realidad, o si es la realidad quien modifica a la fantasía. El resultado es una aguda crítica sobre el abuso de la tecnología para lograr la historia, su explotación por y para las mediciones de audiencia aprovechando el gusto en auge por el true crime. La temporada explora varios elementos, entre otros estan:

  • La manipulación de los recursos para hacer una historia de ficción, que pareciera un documental pero que fuese totalmente estética, con plena conciencia de que lo importante es el impacto del efecto.
  • Por parte los actores (que hacen de actores) pretendiendo elevar su expresión a arte, y defendiendo con uñas y dientes su puesto de trabajo.
  • Los los dueños de la historia, protagonistas originales del suceso, (actores haciendo de no actores) buscan compartir una historia, por sus propios intereses que no voy a decir para no hacer spoiler por si no la han visto.
  • Por último, el impacto en los espectadores. En este caso también meta- espectadores,  cada uno con su aproximación a la representación.

Muy agudo y complejo el mensaje y muy simple su ejecución, pero tal vez esto fuese necesario para plasmar este juego entre arte-tecnología-espectador-artista-no artista.

Test de Bechdel ✔


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