Ellos/nosotros
Las distopías se centran en proyectar los aspectos más incómodos, injustos y absurdos de la realidad presente, la del autor o de quien versione. Describen contextos o estados sociales imaginarios extremando las consecuencias de lo que ya está pasando en germen y que llevan a sus personajes a situaciones indeseables.
Generalmente, esa película, serie o libro se recibe bien cuando se asume como lo que es: una fantasía del autor. Su interpretación. Podemos verlas como sátiras del presente y disfrutarlas con cierta ironía pensando en lo exagerado de las situaciones. En cualquier caso, no olvidar que la interpretación que le demos está matizada con las gafas que hemos elegido usar para filtrar lo que percibimos de la realidad.
Esta proyección puede formar parte o no de la «burbuja» en la que estamos inmersos. Ante una obra clasificada como distopía podemos reaccionar como si de una advertencia de un futuro inmediato se tratara.
Algún público percibe las distopías con cierto temor ante la posibilidad de ese futuro. Como defensa siempre podemos elegir pensar que eso ocurre en «otro lugar» a «otra gente» «en otro tiempo». Muchos espectadores/lectores contemplan el reflejo de su nuestro entorno con una visión un tanto catastrofista, adelantando resultados nefastos y se olvida que no son obras basadas en predicciones (no siempre están escritas por Nostradamus) sino ficción que resulta de experimentar al intentar responder ¿qué pasaría si esto se llevara al extremo?
Bajo la etiqueta de las distopías se tratan historias sobre individuos superados por los defectos de una sociedad que regula en exceso o que tiene carencias muy vitales para la sobrevivencia, lo que sea que el autor prefiera señalar. Toda sociedad tiene sus fallos, unas más exageradas y más explotables literariamente que otras. Existen por lo tanto, unos Ellos (los dominantes, opresores, reguladores, en fin…) y un nosotros (el protagonista, el héroe, antihéroe…) con los cuales nos identificaremos haciendo la separación claramente sin necesidad de que el autor explique mucho, ya que nuestras gríngolas nos impiden ver que para nosotros los otros son Ellos, de la misma forma que para Ellos nosotros somos Ellos (Ellos con mayúscula porque suele ser un personaje ramificado en otros corales que representan el statu quo del que se quiere reflejar. El nosotros por lo general será tan individual que tendrá un solo nombre propio, singular)
Cuando la sociedad distópica es un escenario de fondo donde se desarrolla la historia, pero el protagonista no está enfrentado con el sistema, estamos hablando de una distopía indirecta, simplemente de un conflicto personal, como la de cualquier historia. Estas son las que me interesan, las que hablan de sociedades a las cuales no nos podemos enfrentar porque ya sabemos que perdimos. Y me gustan porque en el fondo tiene su toque de realidad. Ya no somos adolescentes que queremos cambiar al mundo y necesitamos ser seguidos o seguir al fuerte. Son historias sin héroes solo sobrevivientes, que en el fondo es lo que hacemos creando muchos mecanismos para ello y aunque en esa lucha se arrase con todo lo que impida continuar el camino, perdiendo la noción y el respeto a los otros y a las otras especies, de allí también otro punto para la separación Ellos/nosotros ¿Quién es quién? Supongamos una sociedad «hipotética» basada en señalar todos los errores del pasado, que planteará soluciones propiciando cambios radicales. Con personajes singulares inconscientes de ese entorno social, inmersos en sus propias «burbujas» como mecanismo de defensa y sólo reaccionando ante el entorno, sin pensar mucho en los ¿qué? ni ¿por qué? hasta que la realidad los alcanza. Y ante esto me pregunto ¿Cuál sería la solución que les queda? A riesgo de tomar malas decisiones y no llegar a sus propios objetivos.

Todos tenemos puestas unas gafas con las que filtramos o coloreamos la realidad. Según algunos autores no se puede hablar de objetividad, ni siquiera a nivel científico, sino de intersubjetividad. Pero dicho esto, creo que hay quien pone el dedo en la llaga. Las distopías tipo «Un mundo feliz» o «1984» son más certeras y desveladoras que el paraíso rousseauniano, por ejemplo. Lo explicas bien en tu entrada. Haces un buen análisis de este tema que siempre me ha interesado (la utopía y su hermana siamesa la distopía) .
La conclusión a la que llegas, o a la que me parece que llegas, la suscribo: somos supervivientes que podemos tomar decisiones erróneas. Me pregunto cuáles son las correctas. Saludos cordiales.
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Si Antonio, de hecho creo que la sobrevivencia se basa en las decisiones. Como lo veo el asunto va en manejar nuestras opciones. En realidad no pienso que se puedan señalar como buenas o malas, incluso ni racionales o irracionales, sencillamente son. Siempre habrán unos Ellos que la verán mal y un nosotros que estemos de acuerdo. ¿No crees?
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Desde el punto de vista social siempre habrá un “ellos” y un “nosotros”. Quizá la clave esté en convertir el “ellos” en “vosotros”. Me estoy acordando del libro de Martin Buber “Yo y tú”, que debería releer. Vivimos atrapados en las dicotomías. Buber propone una escapatoria.
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Interesante lo que dices: «Quizá la clave esté en convertir el “ellos” en “vosotros”» aunque sigue en 3 persona. Mientras sigamos percibiendo dicotómicamente vamos pasando de la primera persona a la distancia de la tercera, a diario y sin darnos cuenta. Esto ha sido así y tal vez lo seguirá siendo por un tiempo más, aunque seguramente de forma diferente con todo esto de la inteligencia artificial y la globalización. Gracias por recordarme a Martín Buber “Yo y tú” le daré un vistazo para cuando toque hablar de las salidas a esta eterna exposición.
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