Ante la barbarie, nos organizaron como una cadena de funcionarios que impiden el paso. Aun así, logre burlarlos. Fui la primera en la fila.
Todos mis sentidos se nublaron al contemplarla de cerca: Su forma de casa abrió mis apetitos. Su olor, a rica tarta de chocolate. No pude evitar alargar mi dedo, su textura, su sabor… El grito aterrador de los presentes no desvaneció mi placer.
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