Langosta (The Lobster, 2015) está clasificada como comedia, pero si se piensa bien es de alto terror conforme avanza. Lleva lo de buscar la media naranja al extremo. Relaciones que no anulan a una de las personas implicadas sino a ambas.
La puedes ver si quieres:
Asustarte (luego de pensarlo) | 😮😨😨😱😱 |
Pelearte con el mundo | 😕😯😶😑🤐 |
Pensar | 🤨🤨🤔🤔🤯 |
Reír | 🙂 |
Test de Bechdel | ✅ |
Solo coincido con la crítica “especializada” cuando señalan que la primera mitad, la del hotel, tiene ánimos de hacer gracia. Pero lo que algunos escribieron como pérdida de rumbo del director, Yorgos Lanthimos, fue, a mi manera de ver, el giro desde una simpática fantasía distópica hacia algo más violento y real.
La sinopsis oficial dice: «En un mundo no muy lejano, las personas solteras son perseguidas y obligadas a encontrar pareja en 45 días o deberán vivir desterradas como animales. En el futuro, o consigues pareja o te conviertes en animal. Un hombre perdió casi toda esperanza… y aparece ella» Esos días que tiene para encontrar pareja trascurren dentro de un centro de detención con forma de hotel.

Es claro que está ambienta en un entorno distópico. Ahora, si es el futuro, una realidad paralela o es esta misma realidad sin tanto maquillaje, ya no me queda tan claro. Puede haber pasado (o estar pasando o pasar) en cualquier momento de la historia a partir de la segunda mitad del siglo XX, en cualquier región del planeta, aunque la película está situada en occidente.
En la introducción y primeras escenas creemos estar ante una propuesta tipo Snowpiercer (2013), es decir, un mundo excéntrico con personajes envueltos en una lucha social dentro de un aparente entorno tecnológico y científico. Y más o menos es así, pero más densa, real. En The Lobster las clases sociales están divididas entre los emparejados (son los ciudadanos de bien, los aceptados) y los solteros, que tienen dos opciones:
- Apartarse de la sociedad y unirse a un grupo de salvajes en el bosque. Lo que implica la posibilidad de ser cazados por los reclusos del hotel.
- Convertirse en animales y sufrir su suerte: ser cazados por deporte o por alimento. En el mejor de los casos, estar en manos de los humanos, seguir el destino y trato que tiene los animales. David, Colin Farrell (el protagonista) decide ser langosta si no logra emparejarse y sus compañeros de hotel se mofan recordándole que terminará en un restaurante.
Al principio nos esperamos explicaciones sobre ese mundo, sobre cómo trasforman a los solteros y nos reímos del absurdo de sus diálogos: Al registrarse en el hotel le preguntan al protagonista su orientación sexual, él duda al definirse y la funcionaria responde: “La bisexualidad nos creaba problemas operativos” para explicar que la han eliminado de sus opciones. Hay otra parte en donde una vez encontrada la pareja ofrecen la asignación de un hijo “porque (los hijos) siempre arregla los problemas (de las parejas)” y cosas por el estilo, pero a pesar de esto la película no termina de ser ligera, hay algo que se intuye no está bien.
Hay un teatrillo que les recuerda a los reclusos/usuarios del hotel las ventajas de vivir emparejados. Son secuencias como de cine mudo solo que requieren la explicación de un locutor para que podamos comprender la escena. Es terriblemente patético que “expliquen” lo que estamos viendo, golpea al espectador de la misma forma que a los reclusos/usuarios. Ahora bien, nosotros recibimos el mismo trato nada más encender la TV, en diversos programas de la vida real.


Mientras trascurre la descripción de los personajes y sus circunstancias vienen a mi mente, como en un desfile, las películas románticas y telenovelas vespertinas, los programas sobre el vestido de boda, la frase «el día más impórtate/feliz de mi vida» (el del matrimonio), los de reformas de casas que enfatizan el santuario que debe ser el hogar, la pareja feliz que debe vivir allí en torno a la encimera de mármol de la cocina… programación que ocupa casi la totalidad de la televisión en abierto. También desfilaron los que muestran personas que conectan a la desesperada con otros solo por ser del mismo lugar, equipo de futbol o cosas por el estilo y no me refiero solamente a los de búsqueda del amor, sino también los reality show tipo The Circle, en dónde las personas conectan leyendo entre líneas dentro una retahíla de fórmulas de cortesía y hacen sus estrategias de sobrevivencia en el programa a partir de allí, pero eso es otro tema interesante que no es el que nos ocupa. En La langosta la situación está igualmente llena de reglas especificas y la conexión debe ser rápida del tipo: ¿A ti también te sangra la nariz? que bien, ¡Casémonos!

Lo que tienen estos personajes (de La langosta, no los de los programas de la vida real) es que dejan notar la atmosfera de infelicidad y tensión que los rodea.
Las actuaciones trasmiten emociones contenidas. Personas reprimidas sin caricaturizarse que, con sus máscaras pasivas, aceptan su destino. Lo excéntrico es el ambiente es sí, las normas y lo natural que resulta este comportamiento.
Los detalles de la ambientación están cuidados al máximo, dentro de una estética limpia y muy explícita. El hotel: inmobiliario, disposición, protocolo y organización del tiempo de los usuarios/reclusos recuerdan a las actividades corporativas o grupos de turistas, muy bien podían estar en una convención, encuentro, planes vacaciones… en fin están allí con un propósito y por lo tanto hay actividades acordes a dicho fin, por ejemplo hay un baile, normas sobre las actividades sexuales en solitario, por pareja y para estimular el deseo… imágenes que resumen muy bien el ambiente rígido y totalitario que se respira no solo dentro de estas instalaciones sino en la mentalidad que sobrevuela a los personajes. Todo es un recordatorio de algo que tienen muy internalizado.

Cuando David llega al otro extremo, a la supuesta libertad, la película da un giro, cambia de color, de entorno, ya no hace gracia, ni deja que te pierdas en otros pensamientos. Asentada la premisa, Lanthimos ahonda en su discurso y nos muestra el desarrollo de esta mentalidad llevada al extremo de forma inteligente. La langosta no explica su argumento, lo muestra.
Llegados a la mitad del films empieza la reflexión y el diálogo con el espectador. Es en el bosque, con los solteros, que vemos cuál asimilado está el discurso: lo frustrante de tener que rascarse la espalda solo, conectar con otra persona tan solo por coincidir en la miopía. Rebeldes que resultan estar bajo una líder (Lea Seydoux) cruel y absurda como su antítesis, y que además desvela los mecanismos de la oposición (esa que es necesaria para legitimar el status quo).

Aquí la mente no divaga sino que se queda en un estado de incredibilidad: ¿Encontró el amor con la solitaria (Rachel Weiszo) o es la forma de volver a la sociedad? ¿Qué precio pagaron por ello? ¿Se paga por amor o por necesidad? ¿Fue un pacto por la sobrevivencia? Son las preguntas que quedan tras el final nada convencional.
Luego de verla, vino a mi mente la situación de los desterrados en el bosque. Recordé el documental de David Muntaner, Pakistán: Los fantasmas de Karachi (2020), visto por casualidad un medio día, sobre un centro que oficialmente es un hospital psiquiátrico en la ciudad de Karachi, pero el Bilquis Edhi (así se llama el centro) es un lugar de acogida a donde enviar a las mujeres que no cumplan con su rol de esposa, o que son víctimas del maltrato familiar y/o de género, que se hayan atrevido a protestar, a deprimirse o sencillamente ya no aguanten más, también las hay con problemas psiquiátricos de verdad. El punto es que en las entrevistas demuestran su conciencia a ser nadie en el sentido menos poético de la palabra y la necesidad de ser reconocidas como esposas, dentro de una familia, para volver a existir. “Si no estás allí para cuidar su casa (la del hombre) no eres nada” dice una de las entrevistadas graduada en medicina, pero recluida por deprimirse tras la muerte de su hijo. Muy fuerte y real. Está pasando, no es ficción.
Y no tan lejos tenemos a los refuerzos de esa vida en familia que justifique la existencia, esa necesidad de conectar con la primera persona que coincida en algo y esté dispuesta hablarte.
La soledad tiene lo suyo, pero o estamos más aislados de lo que nos gustaría reconocer (emocionalmente) o estamos exagerando con el miedo a la soledad, a tal punto de forzar las relaciones como muestra La langosta o la vida real.

«La langosta es una sátira sobre el tema de nuestra obsesión universal por las relaciones y nuestra convicción de que la pareja es la expresión suprema de la felicidad humana, una institución civilizada que nos distingue de las bestias» en palabras de Peter Bradshaw, The Lobster review: la sátira oscura sobre las relaciones se vuelve sospechosa cerca del final. theguardian.com.


Otras producciones que también se catalogaron como raras, tipo Snowpiercer (2013) o la misma The OA (2016), ofrecen un por qué pasa lo que pasa, cuál es el mecanismo, la teoría científica que hay detrás. Pues La langosta deja caer que estas explicaciones no son tan necesarias para aceptar una norma, basta que ésta se implemente con la violencia suficiente para que sea tomada como una verdad, se acepte y se defienda como algo normal, necesario.
Muestra la pasividad social que no cuestiona ni la dictadura del orden ni la del rebelde. Conformarse con explicaciones absurdas o la ausencia de ellas, es una constante. Los personajes no quieren respuestas por miedo a represalias, el público tampoco las tiene. Da la impresión de que David entiende cómo están funcionando las cosas y por eso se atreve a responder con sus actos, aunque luego tenga que escapar de nuevo.
Por cierto, y por si se quieren sumergir en una distopía real, la vi en YouTube, (La Langosta – Película en Latino, aquí), porque en la búsqueda no la encontré en las plataformas habituales. Advierto, no es para todo público. Por otro lado, googleando encontré que está en algunos países de Latinoamérica y otras partes de occidente en Amazon Prime y en Netflix.
A mí me encantó, como todo el cine de Lathinos, aunque esta película es la más retorcida en todos los sentidos. Hay momentos inmensos, sobre todo cuando los solteros quieren boicotear a los casados haciéndoles ver que viven una mentira, y cómo se desvela que en la pareja no coexisten las mismas prioridades.
Muy buena reseña, creo que no podía haberse explicado mejor.
Un abrazo
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Hola Pepe, coincido contigo en que es una película intensa, sin embargo la escena del boicoteo yo lo entendí como una clara intervención de la «oposición» para que las parejas hicieran la prueba final, la decisiva. A eso me refiero cuando digo que es parte del mismo sistema (que esa oposición existe para legitimarlos) Gracias por el comentario. Un abrazo 🐾
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La soledad tiene lo suyo. Pero como solitaria te diré que es verdad, la idea del amor es una idea para no pensar que estamos solos y que moriremos solos. Habría que definir qué significa morir sola o solo, o estar rodeado de gente porque los hay que aun con mucha gente a su alrededor están tristes. Entonces, con la familia y amigos siempre hay conflictos estando sola, haces y deshaces a tu manera. Pero nadie te abraza ni te da besos. ¿Es importante que nos abracemos? ¿Qué nos demos cariño? cuando muchas de las relaciones a lo largo de nuestros 365 días han sido quejas sobre si el cuñado y la tia ha dicho qué o cual … ¿Nos aclaramos? Y esa amiga que te saca de quicio pero que aguantas por que … ¿No te quieres quedar solo /sola? esas quedadas de las que tanto se quejaba la gente … ¿Estar solo o en pareja? No sé, no lo veo. De todos modos, me ha gustado mucho la reseña y era cómo ver las imágenes en mi cabeza con todo lo que ibas escribiendo y las imágenes que ibas dejando. Un saludo! K
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historiasconk, gracias por pasarte y comentar 🐾
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De nada
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