El viento se mueve con la pereza de los tiempos. Emite sonidos, pero su soplo tan solo atina agitar algunas ramas de las copas de los árboles más altos. No logra mover las hojas caídas ni aplaca el calor sofocante. Dentro del hogar, un silencio aterrador consume mi poca energía. Salgo en busca de algo que alegre mi corazón desolado; sin embargo, el paisaje no alivia mi tristeza y las personas con las que me encuentro hablan de temas desconocidos, sus oídos no logran entender mis palabras y yo no atino a pronunciar otras que sean válidas para ellos.

Sigo mi caminata silenciosa y solitaria por calles repletas de personas amables y distantes. Me detengo en una plaza y percibo un murmullo discreto que acelera mis pulsaciones. Agudizo mis sentidos y un ser diminuto, lleno de colores diversos, se me acerca. De él proviene el sonido melódico que alegra mi mañana. Lo tomo en mis brazos y su ronroneo aumenta. Mi corazón late con fuerza. Permanecemos en silencio un largo rato y observo que su delicado cuerpo está muy delgado, necesita de muchos cuidados. Sin embargo, la alegría de encontrarnos le hace rodear mi figura con suaves movimientos y sus ronroneos se intensifican. Comprendo que desea ser parte de mi familia. Juntos emprendemos el camino de vuelta a mi casa, que ahora será nuestra.

A partir de ese momento supe que no volverá a sentir nostalgia, porque cada ronroneo es un masaje en el corazón.

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En nuestra campaña #AdoptaUnGato que realizamos Todo Para Tu Gato y yo, hemos seleccionado una serie de frases para motivarte a la adopción. Este relato es parte de la frase #VIII.

Aquí les dejo el hermoso texto que Todo Para Tu Gato publicó en su blog:

Ronroneos al corazón

Creo que no existe nada más misterioso que el ronroneo de un gato. Un sonido que no se sabe bien de dónde sale; pero que al oírlo te llena de paz… Seguir leyendo

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