El tamaño de ese ser me asustó tanto que, con sigilo, retrocedí unos cuantos pasos para refugiarme en un rincón. Desde allí observé su cuerpo descomunal, que se sostenía en unas patas regordetas. Su falta de pelaje, me impidió identificar su sexo.
A simple vista era un ser repulsivo, de movimientos torpes, nerviosos, lentos. Sin dejar de observarle, me percaté que se llevaba a la boca un trozo de eso que despide un olor repelente, profundo, pero que parece disfrutar como si se tratara de un manjar. En definitiva, es prudente mantenerse distante de su presencia. Con sumo cuidado comencé a planificar mi retirada y al encontrarme lejos pude escuchar: —Con esto, seguro atrapo a esos ratones y yo, mientras me acomodaba en mi refugio, pensé: —Pobre iluso, aún no sabe que a nosotros no nos gusta el queso.
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Rosa Boschetti 
💛
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Gracias. Un abrazo 🐾
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Me encantó! Saludos!
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Gracias Lady P. Un abrazo 🐾
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Hasta el final no te das cuenta que el relato lo cuentan desde el punto de vista del ratón. Saludos.
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Así es Federico 😁 Gracias por el comentario. Un abrazo 🐾
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Muy bueno Rosa. Me encantó . Un abrazo
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Hola Nuria, me alegra que te haya gustado. Un abrazo 🐾
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Hola, Rosa.
Qué interesante es hacernos mirar las cosas desde un punto de vista diferente al nuestro, en este relato, el del narrador.
Un fuerte abrazo 🙂 🐁
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Hola Miguel. Al ver cómo algún perro o gato nos miran cuando hacemos algo, hace que me pregunte en qué están pensando y me imagino que el resto de los animales también tendrán una opinión sobre nosotros (los humanos) 😁 Un abrazo 🐾
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