A propósito de: El cuento de la criada (serie, 2017)

Series maniqueas y tramposas

Test de Bechdel ✔ Actualizado en enero 2021

Continuando con la reflexión sobre el arte como entretenimiento y la burbuja que nos construimos “a la carta”, pienso que realmente el arte no ha vuelto a la manera renacentista, sino de otra forma muy diferente.

La mayor parte del tiempo nos encontramos con grandes producciones en donde el mensaje resulta complaciente, pierde su esencia de propuesta y gana en publicidad, pasando de audaz a obra maniquea (que manipula al espectador/consumidor con la intención de que se afecte de determinada manera) Existen muchos ejemplos de ello, se me antoja hablar otra vez de la narración de ciencia ficción distópica El cuento de la criada. No trato de hacer una apología de la novela ni un libro vs serie, sino hacer un ejemplo de la paradoja que hay detrás del entretenimiento: de cómo se le da al público lo que supuestamente quiere y éste lo acepta porque se supone que es lo que debería querer (y así todo es «supuestamente» más fácil para todos)

La serie pierde su propuesta rompedora (a pesar de estar bajo la tutela de Atwood) y se convierte en un sombrío mensaje de una mujer «heroica», que es capaz de enfrentarse solo con su voluntad a una sociedad dictatorial de hombres, cuando en en la novela es una testigo y esto le da otra perspectiva, menos abanderada, aunque más creíble.

La novela nos pone en situación sobre la fuerza del miedo al ser compartido y disfrazarse de indiferencia; las cosas suceden mientras miramos a otro lado. Offred no deja de preguntarse cómo no fue capaz de ver lo que estaba comenzando, esto ya suena más familiar, de hecho en el libro hay una referencia al poema de Niemöller.

Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas, guardé silencio,
porque yo no era comunista,
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista,
Cuando vinieron a buscar a los judíos,
no pronuncié palabra,
porque yo no era judío,
Cuando finalmente vinieron a buscarme a mi,
no había nadie más que pudiera protestar.
Ellos vinieron, por Martin Niemöller

La serie pierde la oportunidad de ir al fondo haciendo de la pompa de jabón una burbuja con efectos preciosos. La fotografía, luz, vestuario y escenografía están cuidadas al milímetro: las escenas tendrán su toque de rojo y azul verdoso como recurso narrativo que evidencia la existencia de dos bandos: opresores y oprimidos, los planos abiertos que empequeñecen la silueta y los closet up (sobre todo a las protagonistas) son recursos que se convierten en su sello, por otro lado las actuaciones son impecables con matices y personalidad. Todo esto es hermoso y hace que sea muy estético y disfrutable, el problema de esta adaptación está en la propuesta.

Yvonne Strahovski
Elisabeth Moss

Es como si trataran de hacernos olvidar que muchas personas de carne y hueso se han tenido que enfrentar a situaciones reales y no han podido hacerlo solas porque los intereses de la realidad circundante las han anulado, lo que sí muestran otras versiones y en el propio libro. La serie es un fiel reflejo del discurso «si quieres puedes» y del falso optimismo que termina siendo infantil al desear en todo momento que la trama se resuelva gracias a un Deus ex machina (recurso que aparece para favorecer la trama en el momento más conveniente, ignorando la coherencia de la misma obra, definición completa de un Deus ex machinaaquí)

Esta visión feminista, que justamente pretende reivindicar, se separa del libro cuando hace una historia de heroína individual contra un sistema opresor, pero en donde no todas las mujeres son víctimas de la sociedad que se ha creado: las hay con poder.

Se valen de recursos visuales muy potentes que recuerdan la película de 1960 La kapo para retratar a las tías y esposas, pero sin dejar claro su posición de prisioneras, cosa que el libro y la versión de cine del Cuento de la doncella (y la misma película Kapo) sí hace.

La versión de Miller (creador de esta serie) busca la fácil identificación con la víctima-heroica y pasa por alto todo el contexto en donde ocurre la ficción, que en definición de la autora Margaret Atwood se trata de “un relato imaginario de lo que sucede cuando ciertos no infrecuentes pronunciamientos sobre las mujeres se llevan a sus conclusiones lógicas” (cita de El asombrario & co)

Lo cierto es que la serie de Hulu contiene varias escenas de «represión/subordinación» que molestan y no precisamente por cruda o fuerte sino por irreal e improbable, recuerdo una en particular cuando Defred (protagonista) se niega a obedecer una orden de la Tía con una mirada de reto, la Tía Lidia asombrada las envía a todas a sus casas sin tomar ninguna medida ante esa insubordinación, justo cuando en la escena anterior había castigado, con golpes demoledores, a otra de las criadas por haberse negado hacer lo mismo.

Criada luego del castigo

Pequeñas contradicciones que a mi modo de ver son incoherentes, tramposas y manipuladoras.

Es curioso que al hablar de los huyen se afirme, con una xenofobia contenida dentro de lo políticamente correcto, que estos son atendidos en los países receptores con una consideración desbordada que mejoraría las condiciones de algunos (los más desfavorecidos) de los nativos del lugar. Creo que en la serie se ha perdido una gran oportunidad para mostrarnos la realidad sobre este tema, menos bonita y más acorde con este drama real.  Es deplorable cuando vemos llegar a Moira (Samira Wiley) al país “libre” y la atienden ubicándola en un apartamento, le regalan dólares, teléfono y la ponen en contacto con su amigo (el esposo de Defred). Un poco de fantasía no está mal, aunque bueno es cilantro, pero no tanto.

Maniquea y tramposa. A Propósito de el Cuento de la criada

Definitivamente esta serie a pesar de su despliegue visual y de las actuaciones me defrauda. Otra visión del mismo tema y misma autora, en donde el personaje principal no es presentado como víctima ni victimario es Alias Grace (en Netflix) miniserie menos vistosa en lo estético y más valiente: la manipulación no es hacia el espectador sino entre personajes.

Como dato curioso cabe señalar que previo al éxito televisivo de la serie del 2017 solo existe una adaptación cinematográfica (1990) y una versión operística a cargo de Paul Ruders, estrenada en 2000, que luego es recuperada en nueva versión por del Boston Lyric Oper, en 2019, En 2020 Salamandra Graphic publicó la adaptación de Renée Nault en novela gráfica. Cada una con su visión de la historia, según la época y el formato en que se ejecuta, reivindica la historia que en 1985 vio la luz en forma de libro.

Jennifer Johnson Cano como Offred. The New York Times
Adaptación y dibujos de Renée Nault en novela gráfica

Película de 1990. Protagonizada por Faye Dunaway, Robert,Duvall y Natasha Richardson.

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2 comentarios en “A propósito de: El cuento de la criada (serie, 2017)

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