Siempre está contigo, aunque camine acelerado. Cuando se aleja lo sigues con la mirada atenta. No puedes evitar buscar ese síntoma en su conducta, aquel que el especialista señaló dentro de las referencias del comportamiento típico en ellos.
Pero no encuentras nada alarmante, ni peligroso, sino que sigues viendo eso que tanto te gustó cuando lo conociste en la perrera y decidiste hacerlo parte de la familia: que simplemente juega.

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