Tazas de café la muerte jarrón y seis margaritas

Símbolos silenciosos

El lenguaje del símbolo nos conecta por analogía natural con las ideas. Establece una relación de identidad abstracta con lo que evoca o representa, por esa razón fue y seguirá siendo el medio más rápido de comunicación. Su presencia es innegable en todas las interacciones cotidianas, de forma mecánica lo entendemos y participamos de él, los usamos (incluidos los emoticonos) a conciencia, o sin ella, para acercarnos a nosotros mismos y de otros, o alejarnos.

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Así, un olivo es símbolo de paz; en una poesía el río es la vida; los accesorios enmarcan la posición social; los colores identifican una ideología como por ejemplo el color azul que, con una carga menos evidente que el rojo o el negro, es usado como símbolo de superioridad desde los sacerdotes del antiguo egipcio, asociado con la sabiduría y la templanza. Esta civilización poseía pigmento azul y una palabra para nombrarlo, “pero, por supuesto, se trataba de una sociedad sofisticada» dice el lingüista Guy Deutscher para explicar por qué se perdió la «noción del color azul» en la antigua Grecia (entrevista para la BBC Mundo), aunque muchos insisten en atribuirle a Zeus un manto azul en los textos de los antiguos griegos no aparece el azul y no es que no tuviéramos la misma capacidad física para ver distintos tonos, es que no había «la misma necesidad» y por lo tanto no continúo desarrollando la misma tecnología, en este caso la de los pigmentos. En la cristiandad, el azul recobra su significado, transformándose en el color de la virginidad, la piedad y del cielo. Paralelamente los Aztecas y los Araucanos los relacionaron con el Dios Huitzilopochtli, y el mundo espiritual y sagrado de los ancestros. Luego llega hasta la sangre, a la «sangre azul de los nobles» pura de mezclas y sin sombras de trabajo bajo el sol.

Otro símbolo social silencioso, pero poderoso, resulta ser el cabello. Largo, trenzado, recogido o suelto al aire. Es parte de nuestro cuerpo con una simbología muy particular que transmite un mensaje concreto y aislado del resto de la imagen corporal.

Se asume que desde la prehistoria se le vio como un potente elemento mágico: el alma de la persona se encontraba en él. De allí que, desde tiempos muy remotos, su cuidado tuviera una considerable importancia en muchas sociedades. Fueron los romanos, con su sentido de orden y practicidad, los que vieron que los cabellos largos de los hombres podrían ser perjudiciales a sus prácticas guerreras y decidieron cortarlos. Esto distingue entre los que no iban al campo de batalla, ni tenían rango militar o social y los soldados que sí iban, los romanos con recursos y posición social e incluso de los gladiadores.  Las mujeres conservaron las largas melenas en las que hacían peinados elaborados que expresaran la posición social, juventud y salud (por lo tanto fertilidad) que poseían. De igual forma se diferenciaban de las de menos afortunadas que, con cabellos igualmente largos, deben recogerlos y cubrirlos con mantos para protegerlos, en este caso, de piojos y suciedad. La época de cubrirlo por necesidades higiénicas pasaron, sin embargo hay culturas que continúan cubriéndolo como señal de «protección» del mal en general o de las miradas de otros.

En cualquier caso hoy se cubre por creencia, adorno o se muestra como si de un brazo se tratara, las cabelleras representan una actitud ante la vida, salud y, como no, sexualidad en ellas y poder en ellos, con cierta independencia de la condición social. El cabello corto no ha perdido su enlace con el hombre alfa, el ejecutivo, el soldado, el que ejecuta. Las mujeres crearon otro símbolo, el de «mujer moderna» al cortarse la cabellera en los años 20 demostrando que esta acción no está reñida con la sexualidad (entiéndase belleza, juventud, poder, fertilidad). Hoy día las largas cabelleras masculinas representan mayoritariamente intelectualidad y/o un carácter espiritual, siguen siendo la representación de hombres no-violentos, no soldados/gladiadores, sin que esto implique  ausencia de poder. Con el cabello femenino pasa algo parecido, pero al contrario y sin que pierda su fuerza sexual en ningún caso, aunque la preferencia colectiva para representar la imagen de mujer sexy sean las largas cabelleras a la manera renacentista, que le dieron una intención de velo o envoltorio sugerente al usarlo como un elemento para cubrir parte del cuerpo femenino, acentuado así su significado.

En los tiempos que corren, aún hay quienes se sueltan el cabello esperando a su «príncipe azul» porque quizás los significados estén matizados con otras creencias, incluso que sean diferentes al que se les dio en sus orígenes pero, es indudable que a través de los símbolos obtenemos una identidad y un puesto dentro del grupo. Nos «agruparnos» mediante su simbología gestual, lingüística, estética y por medio de todos los objetos e intangibles que posea, de forma consciente, o no, y rechazando e ignorando a otros, según los principios que estos representen y cómo nos afecte nuestra propia burbuja. Nos colocan de un lado del grupo de los que comparten esas representaciones, o no, creando un Ellos/nosotros en la abstracción de nuestras mentes.



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8 comentarios en “Símbolos silenciosos

  1. Sin duda somos animales simbólicos, en en el sentido de que los símbolos nos constituyen. Hay una frase de Chevalier, un erudito francés, que viene a cuento: “Todo es signo y todo signo es portador de sentido”. Es decir, todo es susceptible de una interpretación simbólica. Bien lo demuestras en esta entrada que acaba, como parece ser uno de tus “leitmotiv”, en una reflexión sobre el Ellos/nosotros.
    Tu artículo anterior sobre las distopías me dejó pensativo. El “ellos” lo considero una cosificación a la que, irremediablemente, una parte de la humanidad, la mayoritaria, se ve abocada. Y esta dinámica infernal puede incluso conducir a la antropofagia. Es un enfoque ciertamente fatalista. Buen fin de semana.

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    1. Hola Antonio, ahora me dejas tú con una duda: ¿Por qué ver fatalidad en lo distinto? ¿Por qué cosificar a los otros? Todas estas vueltas sobre Ellos/nosotros son una continuación de lo que vengo pensando sobre el reflejo. Recuerda que esos que tu indicas «mayoritario» se perciben como un nosotros, del cual no formamos parte y, por lo tanto, seremos parte de Ellos para «Ellos» El motivo de hablar de los símbolos es para indicar como estos nos unifican y nos separan al mismo tiempo, cosas tan cotidiana y casi imperceptible como el largo del cabello o un simple color azul. Me encanta conversar contigo, haces agradables las mañanas del sábado. Saludos virtuales.

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      1. Seguramente he hecho una interpretación deficiente o parcial de tu planteamiento. Al hablar de “nosotros”, que pueden convertirse en “ellos”, que lo son de hecho para otros, y de “ellos”, que se consideran un “nosotros”, veo que falta el “vosotros”, que es una instancia intermedia, más cercana.
        La distancia entre el “nosotros” y el “ellos” se me antoja insalvable. En esa dialéctica sólo se produce un intercambio de papeles, pero no una síntesis. Pienso incluso que no hay resolución posible.
        Tengo en la cabeza la serie brasileña “3%”, otra distopía. El “nosotros” (o el “ellos”, depende del punto de vista que adoptemos) vive tan ricamente en el exterior y el “ellos” (o el “nosotros) malvive aquí abajo.
        No sé si la palabra para calificar esa realidad es fatalista, que no me parece inadecuada, o deprimente.
        El placer de conversar virtualmente es recíproco. Saludos dominicales.

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        1. Buenos días, que agradable empezar el día charlando así. Sí, en 3% esta muy claro ese traspaso de grupo, por llamarlo de alguna manera, pero los pilares para «moverse» están claros: están los unos y los otros con sus posturas firmes, los protagonistas y el espectador se mueven entre uno y otro. Ciertamente falta un «tu» un vosotros con quién dialogar, llevas razón pero no encuentro ejemplos en donde se pueda dialogar con el mando, en la vida real. Las autoridades que utilizan el «vosotros» se les nota el marketing atrás. Lo usan para que «nosotros» nos sintamos cerca, con posibilidades de dialogar. En la ficción tal vez en The 100 hay un ejemplo de cómo se resuelve. Tal vez en Breaking bad esa línea se rompe y ya no hay bandos tan claros, W. W y es espectador dudan de ser ese nosotros, de incluirse, esto se me antoja más real. Feliz domingo y saludos virtuales

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  2. Hola ….. Pues si ! Los simbolos son una fuerza poderosa para comunicarnos y entemdernos y acercarnos unos a otros !Encantadisima de tus minicuentos y reflexiones ! Un abrazo

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    1. Estamos de acuerdo Rosanna. El problema comienza cuando se tratan de unificarlos, sin permitir la coexistencia o convivencia ese elemento que también nos separa. Me alegra de verte por aquí y que te guste el blog Saludos virtuales ❤

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