El expulsado: miradme (7c) Unos juegan… (9c)

Miradme, muchachos

El giro que ha dado la vida social de Saturnino Segundo, después de haber entrado en el grupo de «La vida Próspera» implicó cafés, cenas, películas, charlas, juegos… en fin, actividades que ni sabía que eran posible en grupo. Como fue inevitable, le llegó su turno de organizar una quedada con los compañeros y su periferia. Irían también aquellos que solían estar invitados a la tertulia de la tarde, e incluso, Víctor y Daniel. «La alta esfera» cómo se la describió a Bram.

Decidió realizar la forzada reunión en el bar del hostal, Bram agradeció que no la hicieran en la habitación. Sobre todo le gustó el claro mensaje de «no entrar» que le dio a los humanos, pero Saturnino Segundo no confió por lo que dedicó unos momentos para arreglar algunas cosas en la habitación, por si a alguien se le ocurría subir.

Bar del hostal Saturnino Segundo habla con los compañeros de trabajo
En el bar

Bram sabía que Aarrnino no cerraría la ventana, sin embargo permaneció atento a sus movimientos. Hacía cosas inusuales: Aarrnino había observado que el proyecto les importaba poco, pero aun así decidió esconder los papeles de investigación de su trabajo, además de otros documentos de tipo personal: los certificados de vacuna de Bram, sus controles, pasaporte y por supuesto, fotos. «Uno nunca sabe, pensó». Salió bajo la mirada atenta de Bram y la sospecha de ser observado por la abeja.

Para alivio de Saturnino Segundo privó más el entusiasmo por compartir comida rápida, cerveza, aperitivos, cuentos irrelevantes y cuchicheos que ver la habitación donde estaba alojado.

Pronto comenzaron hablar sobre la importancia de vivir de forma independiente, «es un tema para reflexionar» repetían unos y otros. Las miradas de complicidad entre Víctor y Daniel despertaron la envidia de Saturnino Segundo, que ya empieza a sentir los efectos del alcohol en su cuerpo. «Sólo con que sus pupilas coincidan ya se entienden, ni con Bram he tenido tanta conexión» pensó. Se avergonzó ante el susurro de Víctor: «Molina, presta atención a lo que se dice, que servirá para las tertulias sobre otros temas más interesantes». ¡Le había descubierto!

—¿Cómo tomaste la decisión de vivir aquí? —preguntó una muy interesada, llamada Lucía, mientras le pestañeaba dos veces con descaro. Su voz produjo un incómodo silencio en el grupo.

—¿Tu eres la prima de Anier? —preguntó el intranquilo Molina y la chica asintió, pestañeó dos veces. Él improvisó una explicación enredada y rimbombante sobre la incomodidad de vivir con otros humanos. Sintió alivio a medida que algunos de sus compañeros del café matutino se adelantan a sus palabras para contar anécdotas sobre sus propias experiencias y costumbres. Hizo énfasis en afirmaciones banales y aprovechó esos relatos para enlazarlos con otros, para desviar la atención. Los presentes escuchan sin prestar atención, pero hacen gestos de aprobación a sus palabras con alguna que otra sonrisa.

—Una publicación de la Universidad de Viena demostró que los gatos entienden nuestras necesidades de afecto, incluso llegan a manipularnos si no correspondemos a las suyas —dijo en voz alta Daniel —ayudemos a Molina a encontrar novia antes de que su gato lo esclavice del todo.

Esto desbordó las bromas. El resto de usuarios del bar también se sumaron a las risas ante las ocurrentes preguntas:

—En serio, ¿vives aquí con un gato?…

Vivir con un gato. Habitación del hostal ordenada, libro Malas decisiones sobre otros libros
Vivir con un gato

—…¿En dónde lo tienes escondido?…

—…¿Cómo se llama?…

—…¿Qué hiciste para que lo dejaran alojarse aquí?…

—De Eleanor Abernathy ya tienes el gusto por el alcohol, pero la carrera tendría que ser de éxito…—Esto último lo dijo Lucía con su mariposear de pestañas. Pretendió con ello llamar la atención de Saturnino Segundo…

… y en cierta forma lo logró, este le responde:

—¿Eres bacante o estás vacante?… eres muy joven para estas cosas…

La posible discusión se corta con la voz de Víctor:

—Más te valdría seguir enamorado de Anier.

Con los ánimos alterados por la cantidad de alcohol, Saturnino Segundo se centra en Víctor:

—¿Quién es mejor compañía? por lo menos el gato no me cuestiona de forma descarada y en público.

Víctor desvió la atención hacia Anier. Saturnino Segundo se deja llevar. Suelta comentarios que desacreditan el trabajo de ella mezclados con los que había escuchado en la mañana, a pesar de no haberlos comprendido.

Divertidos con sus ocurrencias algunos pidieron detalles y el gracioso de Saturnino Segundo exageró rasgos sin importancia según él, pero que avivaron la imaginación de los presentes y propició otros comentarios más subidos de tono. Se olvidaron de Lucía.

De repente, un movimiento de la mano de Víctor trajo el silencio. Las burlas cesaron al momento. El silencio los envolvió en una actitud de meditación que confundió a Saturnino Segundo, quien se quedó sorprendido ante la inmediata obediencia.

Por experiencia sabe que sí están poseídos por el Dios Momo, no es fácil callarlos. Con la mirada atenta al grupo se pregunta varias cosas a sí mismo: ¿De dónde viene el poder que tiene Víctor sobre ellos?, ¿Cómo sabe tanto sobre Bram y el tan ya lejano romance con Anier?

Video escandaloso de naturaleza sexual que que envía un compañero apodado IWPN2 por chat privado

En medio de sus teorías para elaborar posibles respuestas a estas interrogantes, se da cuenta que le han enviado un mensaje privado. Un video sexual, que promete ser escandaloso, en el que se basan todas las habladurías sobre la vida privada de Anier. Aunque quiso salir de dudas no fue capaz de abrirlo, ni pudo hacer ningún comentario. No la puede imaginar así, en «ese tipo de videos», era demasiado.

Luego pagaron el consumo y se retiraron como habían llegado, por goteo.

—Molina, sería bueno que te acercaras al café en donde hacemos la tertulia de la tarde — dice Daniel desde la puerta como despedida.

La cara de Saturnino Segundo se ilumina tras haber sido invitado a lo que presumía eran discusiones de interés, en un ambiente informal. «Ojalá no sigan con el tema de buscarme una novia» pensó Saturnino Segundo mientras le da las gracias a Víctor por la invitación. La cara del dueño del hostal se ensombrece al comprender que era otro el lugar para la reunión de la tertulia de la tarde…

Apenas Saturnino Segundo subió a la habitación se sentó junto a Bram en la cama. A él ese olor a humanidad encerrada que despedía el hostal le desagrada, pero lo que le reclama Aarrnino eran sus llegadas con olores aún más intensos: Tabaco, alcohol, a veces a sexo, café y el peor de todos: Ese a pescado dañado, tan pestilente y recurrente que se impregna al estar entre ellos. Tampoco le gusta pasar tanto tiempo solo. el giro que había dado la vida social de Aarrnino resultó una sorpresa para ambos, estaban como…

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