El destino, ese que queremos descifrar para que nos de luz sobre nuestros pasos, se muestra de mil maneras. El entorno y sus cambios nos llevan a bañarnos en diferentes aguas, aunque sea el mismo río, las aguas suaves y frescas pueden tornarse agresivas y arrastrarnos en su cauce.
¿Podemos predecir esos cambios, saber su brusquedad, aproximarnos a estimar los daños que nos pueden causar, tomar precauciones?
Si prestamos atención con los ojos, la mente y el corazón abierto seguro que podemos leer en las señales ese mensaje cifrado que nos da el entorno.

Haremos nuestras cábalas a partir de los pequeños detalles que se nos ofrece entre líneas. Si estamos alertas sabríamos nuestra próxima jugada y las posibilidades del otro cual partida de ajedrez.
Pero la vida es mucho más que un tablero y dieciséis piezas, además el ajedrez tiene la gran ventaja de tener normas muy claras y compartida por los jugadores. Es finito en cuanto a la cantidad de movimientos y estrategias y podemos calcular. El río de Heráclito dibuja con más exactitud la realidad ambigua, confusa, en permanente movilidad.

En la contradicción está el origen de todas las cosas, afirmó Heráclito. Todo se transforma en un proceso de continuo nacimiento y destrucción al que nada escapa. Pero entonces ¿qué hacer? ¿Cómo afrontar el viaje de la vida?
Si seguimos con Heráclito, los sentidos serán indispensables para comprender la realidad, aunque no basten, será necesaria también la inteligencia aderezada con una actitud crítica e indagadora.
Mucho a pasado desde los tiempos del filósofo griego. Por lo general nos encontramos con una acumulación de saberes, pero esto no nos hace sabios puede que nos ayude a desenvolvernos y sobre todo a parecer inteligentes y el cómo nos perciben otros es de suma importancia para algunos. No en vano muchos oradores y gurús del éxito afirman cosas como:
«Somos el promedio de las cinco personas con las que más tiempo pasamos». – Jim Rohn
Y un sin fin de afirmaciones por el estilo «El secreto del éxito es rodearte de personas más inteligentes que tú» todos queremos estar dentro de ese círculo. Que el agua no nos cubra ni nos arrastre.

Necesitamos controlar, saber mucho sobre algo, o aparentar saberlo, esto puede sacarnos las castañas del fuego tanto en una situación real (que necesitemos ese conocimiento) como en una situación social, en donde solo basta que se sepa que sabemos para estar en el equipo ganador.

Por las mismas aguas nos encontramos con los jugadores. Esos con grandes estrategias y estratagemas dispuestos a sacrificar a su dama para salvarse (entiéndase que la dama aquí no necesariamente es un personaje femenino, sino una pieza muy importante más allá de su sexo) Esos que siguen los principio de la persuasión para influir en los demás y tiene todo bajo control.
Y a los que están entregados a la Diosa fortuna y sus caprichos, relajados y confiados en el destino. Buscando alzar su espada del augurio que le muestre más allá de lo evidente.
Buscan las lecturas necesarias de las señales a través de sistemas de adivinación codificadas. Siguen rituales, «limpian el camino» para que les sea favorable.


Como la vida es un río, hay quien adopte la filosofía del oso Baloo sobre cualquier otra y siga su recomendación: «♫ ♪ Busca lo más vital, lo que has de necesitar no más, que la naturaleza te lo da ♪ ♫» y aproveche las oportunidades que se presenten. «Como vaya viniendo, vamos viendo» se dijo una vez (no lo dijo Baloo, sino Por estas calles)
Siempre habrá lluvias, tormentas, días soleados y demás cosas que no podamos controlar, de la que no podamos resguardarnos, aunque nos dejen alguna débil o fuerte señal. Pero hay cambios que dependen de nuestro hacer, por lo general nada crítico, poco indagador.

En el afán de control y de observación buscamos asideros, sea cual sea la forma de asumir la estabilidad habrá que reconocer que la vida, sea vista como río o rueda, está en constante movimiento. Y que nuestras decisiones afectan la dirección que tomemos y el lugar que ocupemos dentro de lo que se mueve.
Querida Rosa
Cada cual labra su propio camino… el destino está sobrevalorado.
Besitos
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Así es Ratonlab, cada quien es dueño de sus decisiones 🐾
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No quiero sobrevalorar el Destino. Pero tampoco el libre albedrío. Estamos condicionados. Pienso más que somos nosotros y nuestras circunstancias y que estamos permanentemente en un esfuerzo por ser lo que deseamos.
Saludos
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De eso se trata, estamos en una perenne búsqueda del equilibrio entre lo que podemos controlar y lo que no 🤔 Gracias por pasarte y comentar 🐾
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