El expulsado: dame el color para ruborizar mejillas (13c) Permite que te complazca (14c)

Permite que te complazca

Café de la tertulia de la tarde. Terraza con sillas, mesas y siluetas azules. Saturnino Segundo llega
Miradme muchachos

La ropa de Saturnino Segundo no despertó mayor interés durante la jornada lo que supuso un alivio para él, lo ayudó a no sentirse disfrazado. Fue preciso una excusa ante sus compañeros frecuentes de almuerzo, los mismos compañeros de los antiguos cafés pre-jornada, y una frase rápida para Anier, para ausentarse durante la hora de la comida (sin explicar el por qué)

Llegar hasta el Café de la tertulia de la tarde fue un poco caótico. Una vez allí el local estaba abarrotado. En medio de los fuertes murmullos Saturnino Segundo distingue al director general del proyecto, a Víctor y a Daniel. Un grupo, no muy grande, había hecho su propia disposición de mesas y sillas que forman un círculo en torno a ellos. Alejada del centro del círculo estaba Lucía, la saluda con la mano mientras piensa: «Que linda se ve con sus cabellos sueltos». Ella esboza una sonrisa a manera de saludo que al nervioso Saturnino Segundo, le parece cálida.

No estaba invitado a comer con ese grupo. No había recibido el mensaje de Daniel, pero sí el de Lucía con la invitación para una «tertulia privada» En el mensaje le indicó el lugar y la hora en que casi termina la selecta reunión.

Saturnino Segundo saludó a la camarera, la misma de la vez anterior. Pidió un café y un bocadillo en la barra mientras espera. Observa desde la distancia: Su torso parece un faro, radiante con su vestido azul, una cinta azul en la cabeza. De repente se percata que las mujeres del grupo llevan en su cabello una cinta parecida, sus vestidos azules iguales al de ella. También se da cuenta que llevan gafas, azules, a juego con el color de sus trajes. «Me tienen fastidiado con este color, además ¿Juan y compañia necesitan gafas? Creo que se les pasó la mano con esto de comprar en azulandia. Menos mal que le hice caso a Bram con la ropa, así muestro personalidad.» pensó.

En el Café de la tertulia de la tarde. Elegí otro color para ver a Lucía dijo Saturnino Segundo
Lucía

Al quedar libre de la reunión Lucía, se acerca a Saturnino Segundo. Le da un beso en la mejilla y como al descuido roza sus labios al preguntarle:

—¿Sabes qué puse debajo de mi almohada anoche? Una ramita de salvia con mis deseos —Concluye con dos pestañear de ojos.

—Pero hay que esperar hasta tres noches para que se cumpla, o decir la palabra mágica y que suceda pronto —responde Saturnino Segundo.

—Bastó con una noche, estás aquí ¿no?… Solo que en mi sueño íbamos al cine. ¿Y cuál es esa palabra? —Pregunta Lucía con dos pestañear de ojos.

Hocus-Pocus

—¿Qué significa?

Hoc est corpus meum.

Ante la mirada de interrogación de Lucía, continuó divertido:

—Esto es mi cuerpo —dijo al mismo tiempo que levantó la mano para simular la eucaristía. Al ver que Lucía seguía sin comprender, siguió con la explicación:

—Proviene de la época en que las misas católicas se celebraban en latín y durante la comunión decían esas palabras. Los paganos la simplificaron en Hocus-Pocus y la asociaron con la magia.

—¡Ha…! ¿Y la usas con frecuencia? —Le pregunta Lucía, un poco molesta porque su ignorancia sobre el tema quedó al descubierto.

—Sí, es mi amuleto de la buena suerte.

—Yo la usaría como clave secreta, tiene un sonido misterioso: Hocus-Pocus… Hocus-Pocus… —dice Lucía con su habitual pestañear de ojos.

—También sirve para eso… ¡Me descubriste! —Responde entre risas Saturnino Segundo. —Con la salvia debes esperar tres días…

—¡Bah! ¡mis sueños son fáciles de cumplir!… tiene que ser exacto… ¡vamos al cine ahora mismo! ¡Tú lo dijiste! así que ¡Hocus-Pocus! —dice Lucía con tono infantil — ¡Hocus-Pocus! ¿así se dice?¡Hocus-Pocus! ¿Cómo se deletrea?

Saturnino Segundo que no puede resistirse al pestañear de los ojos de Lucía, responde despacio:

H o c u s, guión, P o c u s —Deletrea Saturnino Segundo —¡Hocus-Pocus! se cumplió lo del cine, busquemos algo.

Ambos miran sus respectivos móviles, buscan la cartelera de cine más atractiva y cercana. Joker propone él. Ella da un grito de asombro mientras dice «justo lo que quería ver, aventuras, villanos y ¡payasos! me encanta»

Saturnino Segundo acude a su blog favorito. Se alegra al encontrar una reseña sobre la película que busca. En voz alta lee:

«… Su historia atrapa, abre un abanico de sentimientos y sensaciones de las cuales cuesta trabajo desprenderse aun después de terminar la película, es algo que te acompaña por un tiempo, que vuelve a importunar como una incómoda mosca. A pesar de que el tema principal es el nacimiento del villano de Batman las situaciones que le rodean son tan ricas en matices que por algún lado te van a tocar… »

Saturnino Segundo se divierte e intenta explicar de qué va la película, pero a ella le llama la atención un grupo en bicicletas.Van muy animados en dirección al cine, querían ser los primeros. Y así fue. En un vacío de la conversación y mientras esperaban que la sala abriera, Lucía va un momento al servicio.

A la fila para entrar a la sala llegó una chica con la respiración agitada, visiblemente venía apurada. Saturnino Segundo se fija en sus pies y piensa: «Debe dolerles, pero se ve feliz». La chica le dirige una mirada y con una gran sonrisa dice en voz alta:

—Llegó el día

Saturnino Segundo no supo si se dirigía a él, al pequeño grupo que se había formado en torno a la puerta, al aire o a sí misma. «Esta tiene cara de saber lo que viene a ver» pensó Saturnino Segundo.

Por un breve instante Lucía le pareció forzada «no transmite esa misma energía, pero que mona es» Movió la cabeza para sacudir ese pensamiento y se sonrió al recordar los sonidos de Bram «igual tiene razón, y el cine es para los humanos lo que un parque con árboles a los gatos»

La velada terminó en la habitación de otro hostal. La magia se desvaneció. A Saturnino Segundo no le pareció tan divertido el desconocimiento de Lucía sobre muchos de los temas que decía dominar. «♪♫ El querer pronto puede acabar ♪♪ El amor no conoce el final♫♫» repite en su mente sin saber exactamente dónde lo ha escuchado. De pronto recordó que era una canción de esas que le gustaban a Daniel y que se escuchaban en los bares con rockolas antiguas que frecuentan. En la mitad de la madrugada lleva a Lucía a su casa, para regresar a descansar.

Se da cuenta de que había sido invitado a otra tertulia, esa tarde. Un clip de voz de daniel lo confirma. Dudó sobre ir o no a trabajar ese día. Primero debía dormir.

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