A propósito de: Cuando el destino nos alcance (película 1973), Delicatessen (película 1991)

¿Nos comemos o nos matamos?

Hablando de distopías recuerdo a dos películas que han hecho historia. Cada una plantea el problema social en el que están inmersos sus personajes de diferentes maneras, pero con resultados irreversibles y poco amables, por decirlo de alguna forma.

Me refiero a Cuando el destino nos alcance (1973),  Delicatessen (1991) e incluyo una serie más nueva, The 100 (2014)

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Sus personajes no están enfrentados al sistema, simplemente existen, son parte de un todo y tratan de sobrevivir sin pretender enfrentarse o generar alguna lucha, pero algún elemento (que podríamos decir, es producto del azar) los llevan a tomar decisiones contrarias al sistema, con sus consecuentes problemas con el entorno. En el caso del Detective Robert Thorn (Charlton Heston), Cuando el destino nos alcance, es su curiosidad en una investigación que pudo haber sido rutinaria, lo que hace que cambie el rumbo de su vida y la de su compañero. En Delicatessen es la personalidad de Louison (Dominique Pinon) lo que cambia la relación de los personajes y en The 100 el encuentro con los terrícolas. En estas distopías indirectas las complicaciones que nos llevan a entrar en ambientes post-apocalípticos en el futuro (en el caso de las dos primeras películas, debería estar pasando más o menos dentro de un par de años o así) son la superpoblación, la escasez de alimentos y la corrupción del medio ambiente. 

En épocas aparentemente distintas, los representantes del statu quo (Ellos) encuentran la solución: en el caso de las películas, en el consumo de carne humana (la nuestra, la de los protagonistas) y en The 100 flotando (abriendo las escotillas al espacio) o haciendo listas de sobrevivientes. En este último la superpoblación es un punto de partida y la comida ya no es un dilema. Parece ser que la cosa ha cambiado después del 2000. En cualquier caso esto es telón de fondo para las historias centrales: Detectives, amor y dramas adolescentes, que se convierten un eje difícil de evadir. Así el detective  Thorn, toma conciencia de que es uno de «nosotros» y es anulado, convirtiéndose en el «loco de la calle» que anuncia «el fin del mundo». El payaso Louison busca hacer de su comunidad un «nosotros» para dejar de ser parte de Ellos (o sea un extraño) y The 100 riza el rizo con varios pasos interesantes de Ellos a nosotros y de nosotros a Ellos: primero el de los protagonistas «nosotros» al ser parte de los oprimidos por Ellos (las que llevan el control del arca) y luego, ya en la tierra al descubrir a los terrícolas pasan a ser Ellos y los terrícolas, a su vez, se convierten en Ellos para los 100 jóvenes, que entre su mismo grupo forman un Ellos interno (los que deciden). Además está un personaje de lo más interesante como es el de Octavia (Marie Avgeropoulos), nunca «nosotros» entre los que se suponían sus iguales, se identifica en la primera oportunidad con los Ellos terrícolas, hasta llegar a lo más alto de sus mandos, pero evidentemente entre dos aguas.

Esta identificación nosotros/Ellos ha sido el núcleo del conflicto hasta ahora, pero hay estudiosos que plantean la superación de esta perspectiva. En la contraportada del libro La expulsión de lo distinto de Byung-Chul Han se lee: “…Los tiempos en los que existía el otro han pasado. El otro como amigo, el otro como infierno, el otro como misterio, el otro como deseo van desapareciendo, dando paso a lo igual…”  En los tres ejemplos todos los personajes tratan de eliminar a Ellos para convertirlo en nosotros, sin lograrlo. En la vida real el exceso de información, de positividad, la hiperinformación, el querer pasar inadvertido, el desear ser igual, crea otro tipo de disyuntiva.

Al terminar con “lo diferente” se acabaría con los enfrentamientos y hace que Ellos y nosotros se vayan mimetizando y, poco a poco, están dejando de existir para convertirse en una sola expresión. Ahora bien, hablando en términos del arte, sin oposiciones, si desaparece el otro ¿desaparece el conflicto? De ser así ¿Seremos absorbidos por la positividad más absoluta, creando otro tipo de paradigma? ¿Será esto otro tipo de distopía? ¿sobre que se escribirá? ¿Se podrá pintar, dibujar, diseñar sin contrastes de luces y sombras, volumen y plano? ¿Se podrá escribir sobre los conflictos de la humanidad sin conflictos sociales? ¿de lo diferente sin ofender a alguien? bueno en esto último tal vez la respuesta inmediata sea sí.  La serie Maniac va orientada en este sentido con un resultado un tanto ambiguo, hay un «ellos» (ya sin mayúscula) y un «nosotros» sin pugnas, incluso en The 100,  Kane (Henry Ian Cusick) que propone una y otra vez otro tipo de salida, pero esto es para ser tratado al hablar sobre la salida ante un nosotros/Ellos, tema para otra entrada.

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Test de Bechdel: Cuando el destino nos alcance ❌, Delicatessen❌ y The 100



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5 comentarios en “A propósito de: Cuando el destino nos alcance (película 1973), Delicatessen (película 1991)

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