La suciedad fue camuflaje para sus hermosos ocres al deambular solitaria, desconfiada y temerosa.
Un día mi hija le tendió las manos. «Entiendo tus temores pero, si quieres ven conmigo» le dijo. Ella la siguió con recelo a través del pasillo. A pesar del hambre nos examinó con cautela antes de aceptar la invitación a comer. «La callejera» (como la llamaban) se convirtió en Dorothy Boschetti, una más de la familia.


Es mi participación en Reto 5 líneas. Febrero. Estas palabras tan difíciles (Manos, Entiendo, Pasillo) me hicieron recordar aquel febrero cuando la familia se amplió.
Más que un relato de ficción les vengo a contar un pedacito de mi historia.

En realidad es la historia de Dorothy a quien le costó mucho recuperarse de los estragos de la calle, el rictus en el labio y su aspecto «despeinado» la acompañaron hasta el final. Ella decidió quedarse con nosotros y fue parte de nuestras vidas, honor inmerecido pero asumido con felicidad.
A Miky (el mestizo con Dóberman negro) ya le he escrito algún microrrelato en este mismo reto. Este mes le ha tocado a su fiel amiga Dorothy «la callejera» como la conocieron los vecinos, a quienes también les costó acostumbrarse a llamarla por su nuevo nombre.
Me ha recordado la actitud de mi hermana pequeña. Llegó varias veces a casa con nuevos amigos.Hubo un gato, un pájaro caído de nido… tras la bronca de mi madre por la inesperada visita, pasaban a formar parte de nuestras vidas. Me ha gustado como describes el recelo de «La callejera» a pesar de todo, primero recela. Pocas palabras para decirlo todo.
Un saludo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muy linda la actitud de tu hermana peqeña. Gracias por tus palabras. 🐾
Me gustaMe gusta