Los más ancianos del lugar cuentan que hace mucho tiempo sus juegos de niños se interrumpieron por un suceso que estremeció a la ciudad: Una joven se metió en el mar y nunca logró salir.
Tenía catorce años y también fueron catorce los días de búsqueda en las profundidades de esas aguas, sin resultado alguno. Asimismo, los ancianos de hoy relatan que en las noches de rastreo los padres de esa niña asistían de forma simbólica al funeral de la hija, para luego retomar la esperanza a la mañana siguiente.
Los ancianos de hoy vuelven a ser niños y regresan al día en que las noticias se enturbiaron: Vuelven a escuchar los murmullos de algunos que creen ver a la joven viva y corren en su búsqueda, pero su imagen se desvanece entre la multitud. Otros piensan que está muerta y su cadáver, envuelto por las algas del mar, yace en las profundidades. Nadie afirma o niega ninguna versión. Los comentarios se escuchan por las calles, por los rincones del malecón y sus alrededores. De boca a boca se repiten, se riegan como pólvora. Hoy aun los ancianos debaten sus hipótesis. Lo cierto es que por aquel entonces pasaron los días y ambas realidades se convirtieron en irrefutables: Viva o muerta dejaron de buscarla.

Al parecer, el ritmo de las olas del mar creó otras anécdotas en las cuales recrearse y la vida de los vecinos transcurrió envueltos en ellas. La tragedia de aquella familia, cuyo nombre quedó en el olvido, pasó a ser recuerdo.
Cuentan que una mañana los asiduos visitantes de la playa interrumpieron sus actividades al descubrir atónitos un misterioso edificio que emergió de la nada en pleno malecón. Contemplaron atónitos sus catorce pisos con balcones en forma de ataúdes.
Temerosos preguntan, pero nadie recuerda haber presenciado su construcción. Lo observan en silencio hasta que la brisa del mar trae recuerdos de aquellos catorce días de búsqueda.
—Son catorce… —dice alguien que cuenta los pisos del edificio
—¿No hubo ahogado de esa edad hace un tiempo? —Se escucha que salta otra voz.
—Justo, allí —señala un dedo en dirección al mar al frente de ese edificio —dicen que allí fue que desapareció.
—Es el padre quien construyó este edificio para rendirle homenaje a su hija —dice otro al azar.
Las palabras se cruzan con la brisa y crecen con otros comentarios sobre el tema. Ya no recuerdan si esa familia perdió a una hija o hijo, tampoco recuerdan el nombre del padre o de la madre, pero ante la presencia inesperada de este edificio esas dudas dejan de importar.
Después de un largo silencio de absoluta contemplación esa explicación satisface la curiosidad de todos, la dan por cierta y se transmite de boca en boca por mucho tiempo, hasta que de tanto repetirla se hace realidad.
Así ocurrió que con el paso del tiempo ese edificio se convirtió en una leyenda urbana, que originó otros rumores sobre su origen y niegan la fatídica historia familiar: Dicen que el arquitecto quiso crear una obra que transmitiera la sensación de estar dentro de un barco.
De todas formas, sea cierto un rumor u otro, ninguno niega que desde el interior del edificio, da igual el lugar donde te pares, se ve la inmensidad del mar de la misma forma que ocurre si estás en un barco. Pero de igual forma en medio de las olas tan solo se ve la inmensidad del mar, solo que esa niña buscó sobrevivir y la mano que se extendió en su auxilio fue la de la muerte.
Es una historia que se me ocurrió al leer en el blog de Durnay Hernández (Puedes ver su reseña aquí →) sobre una leyenda urbana que gira en torno a una de las construcciones más llamativas de las que se alzan en la vía que bordea al Malecón habanero. En mi búsqueda de la historia encontré otro blog, Cuba Cute, con información de la misma leyenda. (Aquí el enlace →) En cualquiera de los dos blog se puede apreciar el edificio. Al parecer este cuento no se basa en hechos reales.
Es un relato cargado de misterio y evocación sobre el poderoso océano que es inclemente en su inmensidad. Muy interesante.
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Hola marcosplanet, gracias por tus palabras. El mar esconde en su inmensidad misterios para el común de los mortales y hay que visitarlo con respeto. Un abrazo 🐾
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Saludos, es muy interesante tu historia, más todavía, cuando es una historia urbana. Excelente, un abrazo por tu historia.
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Hola wp4oka. Muchas de las leyendas urbanas se han perdido, por eso me aventuré a escribir este relato, cuyos orígenes me parecieron fascinantes. Gracias por tus palabras. Un abrazo 🐾
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Saludos un abrazo a ti!
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Tetricos pasajes. Narración de hechos duros y espantosos. El perder a una hija en esas circunstancias…Que terrible…Y que buena narradora eres. Te felicito querida Rosa.
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Hola Oswaldo. Como toda leyenda debe haber algo de cierto en la historia, pero sea cierta o no, es muy triste. El edificio existe y sus habitantes aún se debaten en negarla o afirmarla. Gracias por tus palabras. Un abrazo 🐾
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