Get Out!, (¡Huye! en Hispanoamérica y Déjame salir en España, 2017) Escrita y dirigida por Jordan Peele con una visión rompedora. Más que terror al uso, es suspenso de lo que se trata y más que suspenso por la trama en sí, es por la reacción de sus protagonistas y el efecto en el espectador.
Se puede ver si quieres: | |
Asustarte | 😮 |
Luchar por la justicia | 😎 |
Pasar un buen rato | 😁😁😁 |
Pensar | 🤔🤔 |
Reir | 😁 |
Test de Bechdel | ✔ |
La historia si se quiere es conocida,
en general es tráfico de personas para uso y disfrute de un grupo «privilegiado» y evidentemente dominante. En la película no hay tal efecto efecto Rashomon, es una historia conocida pero contada con una diferencia sutilmente importante.
En este caso el primer sorprendido es el espectador. A diferencia de secuestros por el estilo y con este fin, uso y disfrute de personas por poderosos aburridos, tipo Hostel (2006) por ejemplo, no hay violencia para que la víctima llegue a sus captores, ni para ser sometida.
La violencia es subterránea dada por los esnob pudientes y su «envidia» a lo que consideran seres con superioridades físicas y circunstanciales, me explico con esto último: hay un diálogo en que uno de los invitados le pregunta al aún ingenuo Chris Washington (Daniel Kaluuya) si su raza supone alguna ventaja social en los tiempos que corren (a groso modo, no es textual así que sin spoiler 😉) palabras que evidencia la atmósfera que se respira en el film. Como cosa curiosa la pregunta la hace un asiático, el único de toda la película.

¿Y de donde sale un asiático en una película de blancos abusando de negros? Lo pudiéramos interpretar como representación de esas minoría asiática en los EEUU que aun siendo menos que la población negra no está vista como las llamadas minorías de negros o latinos, aunque tampoco llegan a la categoría de «blancos» En Orange is a new black hay más o menos la misma proporción de asiáticos al representar el conjunto de la sociedad americana: dos en toda la cárcel y del lado de las «blancas»
El punto es que Peele lo ha representado como espejo de la realidad, los asiáticos (¿por el poder adquisitivo?) son «más» que un negro y así estaremos vistos los latinos que ni salimos jejeje o sea, menos que menos. La pregunta real de este personaje es una evaluación de lo que le convendría: Seguir en ese punto intermedio pero, al lado de los blancos o estar de moda y ser negro.
Lo interesante es que la película no se queda en solo personas blancas deshumanizando/objetivando/esclavizando a personas negras sino que muestra el racismo «a la inversa» hacia los blancos y el «machismo» también presentes. Todo puesto con tanta naturalidad que pasa casi inadvertido.
El punto de vista del protagonista es de una persona objetiva, hasta cierto punto asertiva. Si se piensa en frío no es fácil su situación. Contra todo los tópicos a los que estamos acostumbrados en el cine nadie asume el papel de víctima y esto es muy importante. Los poderosos suponen y ejercen su supremacía, pero los secuestrados, personas destacadas (deportistas, artistas, etc) actúan con inteligencia no asumiendo el papel que esperamos, el de víctimas resignadas, sino el de personas luchando por salir de allí y eligiendo la dignidad por encima de la sobrevivencia servil.
Una película suave y entretenida en un principio, contada de forma amena y hasta con sus toques de humor, pero que deja mucho en qué pensar sobre los prejuicios y esos llamados tópicos de los que nos cuesta salir a la hora de asumir historias y «generalidades».