
El expulsado: como si estuviese presente (12c) Hécuba es reina (13c)
Como si estuviera presente aunque me encuentre en lugares remotos
Decidió no asistir. Se colocaría su segunda máscara favorita (luego de la de «chistoso»), esa de: «No sé de qué me hablan». Pretendió mantenerse al margen del grupo, sin escuchar sus murmullos y poder disfrazar el temor de convertirse en el motivo de las nuevas burlas y cuchicheos. Pensó en escabullirse si los veía venir, permanecer todo el tiempo posible detrás de su escritorio aunque así sacrificara sus cafés.
Pasaron algunos días con más penas que glorias. Saturnino Segundo se planteó que fue divertido por un momento el ir y venir de gentes, el salir y entrar, sentarse al aire libre o dentro de un bar, beber en grupo y escuchar la música que les gusta a otros (aunque descubrió no sonaba tan mal). Era hora de volver a su antigua vida social con Bram y los pocos conocidos de sus viajes. Hombres y mujeres que pese a la considerable distancia geográfica, estaban muy cerca de sus opiniones e intereses y sobre todo, en la inmediatez de su mano a través del portátil.

En su habitación Aarrnino bebe sin compartir las cervezas, aunque si la conversación: A viva voz con Bram y a través de sus dedos con esos amigos virtuales, siempre presentes e inmediatos que dan la bienvenida, reclaman su ausencia y siguen como si nada hubiese pasado con sus temas y consejos ante la angustia de Saturnino Segundo por su economía doméstica.
🔊“♫♪…nuestra ilusión. ♪♫ Ávida de cariño …♪♫”
Saturnino Segundo toma, habla, retoma la letra de la música. Está tranquilo. Los chat han servido para que aclarara: La negociación con sus padres sobre la ayuda que les da, el poder plantearse cómo pagar las cuotas del préstamo, un alquiler y sobrevivir con lo justo. Mira a través de la ventana, se distrae al ver personas desfilar, ocupadas en sus asuntos y de nuevo la abeja, que parece mirarlo desde la maceta de la planta de menta.

Ese fin de semana gris pensó en Bram, en darle su baño de manzanilla «No tiene garrapatas, pero le gusta» Bram se dejó hacer. Las caricias del algodón con la tibia infusión por su cuello, cabeza y patas, eran agradables y una buena excusa para intercambiar mimos con el casi borracho, Aarrnino. La sesión se vio interrumpida por un mensaje de voz que dejó pensativo Aarrnino: Daniel lo re- invitaba a la próxima tertulia de la tarde.
🔊«♫♪ …Si regresas las mañanas se visten.♪♫ De alegres canciones…♫♪»
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