
De pulga a humano
Después de permanecer aletargada en el colchón durante tanto tiempo, decidí abordar a mi fiel compañero. Desde la altura de su cabeza viví su frustración cada vez que era rechazado por el grupo, al no poder realizar los saltos necesarios para entrar en el equipo. Compartimos largas noches de insomnios, lágrimas ocultas a terceros, hasta que no pude con su sufrimiento y resolví tomar su alma.
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